El Caribia
Imagen de: http://cruceroadicto.com/multa-aparcamiento-ss-caribia.html
El Caribia, también conocido como el
barco de la esperanza, fue un crucero alemán de 22 000 toneladas
perteneciente a la línea Hamburg-Amèrica. Comenzó a funcionar en 1933 y
cubría diversos destinos, entre ellos América.
La motonave salía desde Hamburgo
(Alemania), Amberes (Bélgica) y Boulogne (Francia) con destino hacia
Barbados, Trinidad, La Guaira, Puerto Cabello, Curazao, Puerto Colombia,
Cartagena, Cristóbal, Puerto Limón, Puerto Barrios y Livingston.
Entre los servicios ofrecidos en el
barco se encontraban: biblioteca, cartas y telegramas, telegrafía sin
hilo, custodia de dinero y objetos de valor, juegos de recreo, juegos de
deporte, cinema flotante, tienda, fotógrafo, películas, sastrería,
música, bodega de equipaje, camarotes, baños, piscina, médico, botica,
barbero, peluquero y lavandería, entre otros.
Era pues, un barco utilizado por los turistas europeos para visitar tierras americanas y disfrutar del paisaje caribeño,
pero que en tiempos de guerra sirvió para transportar a personas
perseguidas, exiliadas o inconformes con la situación de conflicto.
Una de las historias más conocidas y divulgadas es la ocurrida en 1939, cuando 86 judíos compraron sus pasajes con la ilusión de salvarse de la persecución nazi.
Ellos emprendieron su viaje el 14 de enero rumbo a América,
lamentablemente, la desesperanza se acentuaba a medida que se acercaban a
los puertos, pues nadie los quería recibir. Llegaron a Trinidad,
Barbados, La Guaira y Puerto Cabello pero la negativa continuaba.
Permanecieron en Puerto Cabello durante el lapso establecido por las
autoridades y al no lograr el permiso requerido el barco partió con
destino a Curazao, dos horas después, les fue dada la autorización por
parte del gobierno venezolano de Eleazar López Contreras.
Al llegar nuevamente a Puerto Cabello,
los habitantes encendieron las luces de las casas y automóviles para
recibirlos. Tal como se comenta en el documental de Jonathan Jakubowicz “que
por ser la media noche no había suficiente luz para atracar y que en su
afán por ayudar a los visitantes se encendieron las luces de todo el
pueblo y los camioneros de puerto enfilaron sus automóviles con las
luces altas alumbrando el barco”. Fueron pues, recibidos con mucho cariño por los venezolanos.
La historia de colombianos y españoles rescatados de la Guerra Civil
Lo que mucha gente no sabe es que, un
año antes, ese mismo barco les dio la posibilidad a muchos hombres y
mujeres, tanto colombianos como españoles, de huir de la Guerra Civil
española para encontrar un mejor futuro. Familias enteras que, por una u
otra razón, debieron dejar lo que tenían para garantizarle la vida a
cada uno de sus miembros. Entre ellas: Arias, Gaona, Poveda y Rodríguez.
Los padres de familia habían nacido en
diversos lugares de España, pero como sus progenitores eran colombianos,
fueron registrados en el Consulado de Colombia y por lo tanto poseían
dicha nacionalidad. Esto les permitió conseguir el permiso de la
legación de Colombia en Madrid para regresar a dicho país, además de
utilizar un brazalete que los ayudó a trasladarse por España durante la
guerra. Ya en Colombia, las familias mantuvieron
contacto directo entre ellas durante muchos años, hasta que por cosas
de la vida debieron tomar su propio rumbo.
El capitán de ambas historias es
exactamente el mismo, C. Moller, un hombre que, según los protagonistas,
era sumamente humano y tuvo un papel preponderante en la salvación de
los judíos. Siempre tuvo cuidado en su actuar, pues se ha comprobado que
durante sus travesías había espías y agentes de la SS que vigilaban su
comportamiento. Sin embargo, todos los que vivieron la historia
reconocen su bondad. Moller es, en definitiva, el menos nombrado, pero
cuyo papel es digno de ser recordado.
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