“Los desordenes que habían seguido á la independencia hubieran bastado para hacerme monarquista si no hubiera estado convencido de que estos males provenían, no de los principios que habíamos adoptado, sino del egoísmo torpe y de la mala ambición, dos enemigos mortales de la felicidad de las naciones”. J.A.P. Muchos nos hemos preguntado por qué la figura de José Antonio Páez ha sido tratada por la historiografía nacional de manera acusadora o indiferente, siendo éste hombre, no sólo un prócer de la patria, sino el líder a quien le debemos la creación de la República de Venezuela, al menos merece, digo yo, un lugar preponderante en las efemérides y en los libros de historia o Ciencias Sociales que no sea limitante a una biografía. Sin embargo, el fondo del asunto es el bendito maniqueísmo al que hemos estado expuestos los venezolanos desde hace doscientos años, que sólo ha logrado la imposición de una idea sobre otra y no la asimilación de convicciones verdaderamente demo