Representación que hace el bello sexo a la ciudad de Barinas
“Excmo Señor: las ciudadanas abajo subscritas, en nombre de las
demás de su sexo, a V. E. representan: que noticiosas de la invasión que
intentan los guayaneses en el punto de S. Fernando, y de que ha sido
forzoso dirigir toda la fuerza que había de guarnición en esta plaza a
aquel apostadero, no han podido las representantes menos que extrañar
no se haya contado con ellas para proteger su seguridad, cuando se
está incomodando a las tropas de los pueblos suburbios que podían
reemplazar. No ignoramos que V. E, atendida la debilidad de su sexo,
acaso ha procurado eximirnos de las fatigas militares; pero sabe muy
bien V.E. que el amor a la patria vivifica a entes más desnaturalizados y
no hay obstáculos por insuperables que no venza. Nosotras revestidas
de un carácter firme y apartando a un lado la flaqueza que se nos
atribuye, conocemos en el día los peligros a que está expuesto el país,
el nos llama a su socorro y sería una ingratitud negarle una vida que
sostiene. El sexo femenino, señor, no teme los horrores de la guerra: el
estallido del cañón no hará más que alentarle, su fuego encenderá el
deseo de su libertad, que sostendrá a toda costa en obsequio del suelo
patrio. En esta virtud y deseando en el servicio, para suplir el defecto
de los militares que han partido a S. Fernando, suplican a V. E. se sirva
tenerlas presente y destinarlas a donde le parezca conveniente, bajo el
supuesto de que no omitirán sacrificios que conciernan a la seguridad y
defensa".
Barinas, 18 de octubre de 1811.
demás de su sexo, a V. E. representan: que noticiosas de la invasión que
intentan los guayaneses en el punto de S. Fernando, y de que ha sido
forzoso dirigir toda la fuerza que había de guarnición en esta plaza a
aquel apostadero, no han podido las representantes menos que extrañar
no se haya contado con ellas para proteger su seguridad, cuando se
está incomodando a las tropas de los pueblos suburbios que podían
reemplazar. No ignoramos que V. E, atendida la debilidad de su sexo,
acaso ha procurado eximirnos de las fatigas militares; pero sabe muy
bien V.E. que el amor a la patria vivifica a entes más desnaturalizados y
no hay obstáculos por insuperables que no venza. Nosotras revestidas
de un carácter firme y apartando a un lado la flaqueza que se nos
atribuye, conocemos en el día los peligros a que está expuesto el país,
el nos llama a su socorro y sería una ingratitud negarle una vida que
sostiene. El sexo femenino, señor, no teme los horrores de la guerra: el
estallido del cañón no hará más que alentarle, su fuego encenderá el
deseo de su libertad, que sostendrá a toda costa en obsequio del suelo
patrio. En esta virtud y deseando en el servicio, para suplir el defecto
de los militares que han partido a S. Fernando, suplican a V. E. se sirva
tenerlas presente y destinarlas a donde le parezca conveniente, bajo el
supuesto de que no omitirán sacrificios que conciernan a la seguridad y
defensa".
Barinas, 18 de octubre de 1811.
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